En 2013 viajamos por primera vez a Colombia, fue un viaje de mochileros que nos llevó por gran parte de su geografía. Cuando llegamos al Quindío, el azar, la causalidad o lo que fuese, nos llevó a un pueblo llamado Pijao, al final de un puerto y encerrado entre montañas sembradas de café.
La primera persona con la que hablamos fue Mónica Flórez y encontrarla fue el primer paso para que Colombia fuera un lugar muy especial para nosotros. Lo que iba a ser un día se convirtieron en tres. Ella es una mujer dedicada a los demás, regresó a su tierra natal y desde hace más de veinte años no ha hecho otra cosa que convertirlo en un lugar mejor. Entre otras cosas ha conseguido generar una consulta para frenar la megaminería en la zona, frenar la plantación masiva de aguacates, promover veredas ecológicas, luchar por ríos limpios y hacer de Pijao el primer pueblo Cittaslow de latino América.
Tras muchas e interesantes charlas decidimos que volveríamos al año siguiente para contar su historia y dar talleres de educación sexual. En 2014 regresamos y gracias al proyecto de Mónica conocimos a Leiver y su familia y a Martina, una alemana que plantaba café orgánico. De este trío de mujeres salió el documental Chapolera Slow que os enlazo abajo.
Casi diez años más tarde nuestro camino ha trazado una ruta de regreso a Pijao y nos hemos reencontrado con Mónica y Leiver, una alegría inmensa que se hizo breve, pero que se queda abierta a futuros encuentros. Además de compartir dos días con ellas, recordar paseos por sus calles y disfrutar de la labor que han conseguido juntas, proyectamos en casa de Mónica, el documental.
Muchas gracias por todo a las tres.