El viaje sobre la bici continúa. Atrás dejo amigos, Grecia y muchos refugiados que siguen necesitando ayuda.
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Supongo que los nervios de la marcha me han impedido dormir en condiciones. Me levanto perezoso y me pongo la ropa de andar ante la mirada de mis compañeros. Otro viaje empieza para mí, mientras ellos seguirán ayudando a los refugiados.
En Axioúpouli desayunamos 8 personas y nos despedimos de Juseph, el griego que nos ha acogido como si fueramos sus hijos, «amigos para siempre», nos dice en castellano. Su camarera, tímida y con voz queda nos silencia con su sinceridad «gracias por ayudar a los refugiados, gracias por ayudar a Grecia», se marcha dejándonos a todos pensativos. Este país no está en su mejor momento, pero su humanidad les impide dar la espalda a las verdaderas necesidades.
Me despido de todos, con pena y con la sensación de que tengo más que hacer ahí en los campos que pedaleando, pero visibilizar es otra de las cosas que no debemos olvidar. Con su ánimo me voy hacia la frontera. El viento de cara es fortísimo y cada pedalada cuesta, pero el cartel de Evzoni marca el final de Grecia y el comienzo de Macedonia. Muestro el pasaporte, sonríe y me desea buen viaje. ¿Qué diferencia hay entre yo y cualquier refugiado para cerrarles a ellos su futuro y a mí sonreirme?
En Bogdantsi, hago el primer descanso. Son gente humilde y amable, pero no me da la sensación de que el país esté tan roto y peligroso como dicen. Me llenan la botella de agua helada, para el calor, suerte. Y es verdad que el calor sigue siendo una constante, pero el paisaje de pinos y las carreteras a ratos sombrías lo hacen más soportable.
Antes de subir el puerto del día, me paro en un puesto de carretera. Algo de fruta para la subida. Cojo una pera, una ciruela y un melocotón. ¿Cuánto es?, el chico, no tendría más de 15, me dice que nada. Insisto. «Simplemente cómelas, no es nada». El mundo está lleno de gente amable, que se contamina con malos pensamientos por culpa de las banderas, de los medios, de los gobiernos.
Subo el puerto con todo lo que dan los desarrollos a 8 por hora. Aún me faltan kilómetros para rodar mejor. Pero la carretera por suerte a los 6km de puerto mira hacia el final de etapa. Llego a Strumica. Una hora antes de lo previsto debido a que en Macedonia tenemos hora española.
Etapa corta, 80km para lanzar la ruta de nuevo hacia Estocolmo.
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